Los cementerios más fascinantes del mundo

Visitar cementerios puede parecer un programa poco seductor. Sin embargo, el mundo está lleno de cementerios fascinantes donde se encuentran historias románticas y la última morada de personajes muy famosos, además de ser el lugar elegido para conseguir fotos de estatuas y arquitecturas de otro mundo.

Todas las ciudades del mundo esconden en sus grises cementerios, un fragmento de su historia. Sobre sus tumbas se pueden descubrir personajes ilustres, historias legendarias, leyendas olvidadas y un trozo de un pasado que se ve a través de los monumentos y esculturas. Visitar un cementerio puede darte una grata sorpresa, aunque esto te resulte casi imposible... Aquí te damos una guía de algunos de los cementerios más célebres y curiosos del mundo.

Praga: rarezas, misterios y memoria

La capital checa es una de las ciudades más hermosas de Europa, con sus iglesias barrocas, sus calles empedradas y sus cervecerías de anchos portones y techos de tejas rojas. Luego de cruzar el río Moldava por el puente de Carlos para ir de la Ciudad Vieja a la Ciudad Pequeña o Malá Strana hay que trepar una calle empinada. Hacia arriba se llega al barrio de Josefov, un antiguo barrio judío con seis sinagogas y muchos bares con ventanas de doble vidrio para que en el crudo invierno no entre el frío de la nieve.
En los bares no faltan referencias al Golem, personaje legendario creado por un judío de estas calles, que le insufló vida a un muñeco de barro al que tuvo que destruir cuando éste se volvió inmanejable. Esta historia que fue recogida por escritores como Isaac Bashevis Singer y Jorge Luis Borges sigue llenando al barrio de misterio. Pero el misterio mayor es cómo han podido sepultarse treinta mil personas desde 1439 hasta 1787 en el pequeño cementerio judío que marca el centro exacto del barrio. Quita el aliento ver esa cantidad enorme de lápidas de piedra gastada y renegrida, arrumbadas, inclinadas y apiladas unas sobre otras, como peleando un lugar en el recuerdo. Todas están protegidas por un techo verde de robles y castaños.

La parte triste de la historia, sin embargo, no está en este cementerio de los que murieron en paz, sino en el Museo Estatal Judío que exhibe candelabros y estrellas de David que se pudieron recuperar después de los destrozos y saqueos sufridos por el barrio en la Segunda Guerra. En la Sinagoga de Pinkas figuran los nombres de casi ochenta mil judíos asesinados durante el genocidio nazi, la mitad de ellos ciudadanos de Praga. Y en otro museo se exhibe el máximo horror de la guerra: la manera en que los niños prisioneros contaron en sus dibujos el horror vivido en el campo de concentración de Terezin. El cementerio, al lado de esto, es un remanso de paz y alegría en torno al cual los jóvenes de Praga se reúnen a tomar sus buenas cervezas Pilsen.

Roma: cementerio de los poetas


Bajando del subte en la estación Pirámide, y caminando por la Via Caio Cestio hasta llegar al número 6, se llega a este encantador jardín arbolado, donde yacen las tumbas de algunos de los alemanes e ingleses más famosos del siglo XVIII. Antes de llegar, en la misma calle sorprende la visión de la extraña pirámide tipo egipcia que mandó a construir el pretor (juez) romano Cayo Cestio en el año 12 a.C., cerca de la Porta di San Paolo, para que le sirviera de mausoleo. El cementerio protestante funciona como tal desde 1738 para los no católicos de Roma.

Entre sus intrincados senderos se encuentra la tumba del famoso poeta romántico John Keats, muerto de tuberculosis en 1821, cuyo epitafio reza con humildad: "John Keats, joven poeta inglés: aquí yace uno poeta cuyo nombre fue escrito en el agua". A su lado se guardan los restos de su amigo y poeta Joseph Severn (fallecido en 1879). Muy cerca, también, se encuentra la tumba de Percy Bysse Shelley, quien fuera uno de los más altos exponentes del romanticismo rebelde, autor de ensayos filosóficos en contra de los dogmas y el autoritarismo. Su vida fue tan romántica como su obra: estando casado, huyó a Roma con la novelista Mary Wollstonecraft (conocida más tarde como Mary W. Shelley), hija de la homónima primer feminista del mundo y autora de la famosísima historia del monstruo de Frankenstein. Sólo se casó con ella al enterarse de que su esposa se había suicidado ahogándose en un estanque de un parque de Londres. Cultivó la amistad con el poeta Lord Byron hasta que en 1822, poco antes de cumplir los 30 años, Shelley murió ahogado en una tormentosa travesía en barco de Livorno a La Spezia. A su cuerpo, hallado en la playa, se lo sepultó directamente en este cementerio, el favorito de los amantes de la literatura inglesa.

París: el más famoso

Al final de la Avenida de la República, en lo alto de una colina, está el más grande y famoso cementerio del mundo, que ya existía en el Medioevo. Tal vez porque desde él se obtienen magníficas vistas de París y sus castaños están llenos de alondras, este cementerio no tiene en absoluto un clima melancólico. Hay tantos famosos enterrados en este lugar, que más parece una galería de esculturas al aire libre que un camposanto. Entre los monumentos más admirados están las famosas figuras de Abelardo y Heloísa, los amantes del siglo XII, que yacen uno junto al otro bajo un techo gótico. También se encuentra la bella escultura moderna de Oscar Wilde hecha por Jacob Epstein, y la tumba de la escritora norteamericana Gertrude Stein, quien fuera mecenas de exponentes del modernismo como Pablo Picasso, Matisse, Braque y Hemingway, a quienes solía reunir en su casa. Entre las más brillantes figuras de las cultura se encuentran La Fontaine, Moliere, Balzac, Daumier, Ingres, Delacroix, Corot, la cantante Edith Piaf y compositores como Rossini y Chopin.

Y hay muchos otros para nombrar. Pero la tumba más visitada año tras año es la de Jim Morrison, el líder del grupo The Doors. El mismo Morrison había visitado el cementerio una semana antes de morir por sobredosis en un departamento de París -el 7 de julio de 1971- y expresó, proféticamente, el deseo de ser enterrado aquí. Su descanso final es el cuarto lugar más visitado por turistas que llegan a París, después de la Torre Eiffel, Notre Dame y el Centro Pompidou. Hay cámaras por todos lados en torno a la tumba, debido a que los fans ya se han robado cuatro lápidas. Finalmente, los padres de Morrison colocaron en 1991 una lápida que reza la ambivalente frase en griego "Kata Ton Daimona Eaytoy", que se presta a dos interpretaciones: en griego moderno significa: "Al espíritu divino dentro de él", y en griego antiguo puede traducirse como "Creó sus propios demonios". El cementerio queda en el Boulevard Menilmontat a pasos de la estación de subte Pere Lachaise.

Catacumbas romanas

En Roma hay una cantidad enorme de intrincadas catacumbas que eran cementerios subterráneos labrados por los romanos. Los mismos contaban con varios niveles de nichos que se extendían hacía abajo y hacia fuera a medida que pasaba el tiempo. Las Catacumbas de Santa Domitila, Santa Priscila, San Calixto y San Sebastiano son las más visitadas. Ganaron fama como refugio para los cristianos cuando una ley impedía que el ejército entrara en ellas. Debajo de la Iglesia de San Sebastiano, en las catacumbas homónimas junto a la Vía Appia Antica, hay un templo cristiano antiguo, en cuyas paredes se pueden leer los grafittis en latín que los peregrinos escribían, pidiéndole favores a "Pietros et Paulus" y asegurando en latín que "Claudio estuvo aquí". Y debajo de él se encuentra un templo pagano anterior dedicado a la Diosa Mitra, hermosamente decorado con flores de yeso en tonos pastel. Encontrarás a estas catacumbas en Via Apia Antica, 136.

En la Vía Véneto 27 se encuentra la Iglesia de Santa María della Concezione. Ella guarda una cripta impresionante hecha con huesos de monjes capuchinos. Húmeros, pelvis, omóplatos, costillas y cráneos de 4.000 monjes capuchinos muertos forman decorativas lámparas, cruces, ornamentos en la pared y candelabros. ¿Por qué hicieron eso? Un cartel indica que lo han hecho para recordarnos cuán breve es nuestro paso por la vida.

Londres: fama y revolución


El barrio residencial al norte de Londres, lleno de mansiones de mercaderes que se enriquecieron en los siglos XVII y XVIII, es también el lugar donde se encuentra el cementerio histórico de esta gran ciudad. El mismo está dividido en la rama Oeste y la Este. La parte Oeste es un museo en sí misma, ya que guarda las tumbas de muchísimos personajes famosos. Lleno de estrechos senderos arbolados y floridos, luce tumbas de distintas épocas que compiten en estilo y ornamentos. Es casi un juego descubrir entre sus intrincados senderos las lápidas de pintores y escritores ingleses, o de científicos como el físico Michael Faraday, un precursor tan loco como para arriesgar su vida probando que la electricidad corre por la superficie de los cuerpos sólidos, y no por la parte interior. Para ello diseñó una jaula, se metió adentro, le aplicó una carga de muchísimo voltaje... y salió vivo y feliz de haber probado que su teoría era cierta.

Nueva York: el pequeño jardín

En la Avenida Broadway, en Nueva York, frente a Wall Street y cerca de las torres gemelas del World Trade Center se encuentra esta pequeña iglesia gótica de piedra negra. Fue la primera Iglesia Episcopal de Nueva York, fundada con dineros que otorgara el Rey Guillermo III en 1697 y ayuda extra de William Kidd, un pirata que fue ajusticiado con la horca en Londres en 1701. La iglesia cambió varias veces de estilo arquitectónico, pero el último pertenece al diseño de Richard Upjohn y es de 1846. La iglesia está rodeada por un jardín protegido por una reja. En él hay pequeños árboles sobre una enorme cantidad de lápidas ennegrecidas por el tiempo y empequeñecidas en contraste con las moles de aluminio, cemento y cristal que se alzan a su alrededor, en pleno Distrito Financiero.

A la derecha de la iglesia se encuentran las tumbas de Robert Fulton (el inventor de la máquina a vapor), el editor William Bradford, y de varios personajes influyentes en la historia americana, entre ellos Francis Smith, representante de Nueva York en la firma de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos. Este terreno, que vale decenas de billones de dólares dada su ubicación estratégica, seguirá siendo el lugar favorito para el almuerzo tranquilo de los ejecutivos, yuppies, yetties y brokers de Bolsa que se acercan a hacer un pic-nic en el cementerio con una bolsa de papel marrón, su sándwich de atún y su Coca Diet.

Río de la plata: misterios en el río


Un cementerio en plena Isla Martín García. Esta pequeña isla del Río de la Plata guarda muchos misterios fascinantes: tiene una enorme plaza de toros que casi nunca fue usada, una reserva natural, un viejo teatro abandonado, una panadería especializada en los mejores pan dulces del país, y uno de los cementerios más raros de la Argentina. En el mismo se ven cruces ladeadas entre los yuyos y flores silvestres. Demasiadas, para la pequeña población que siempre albergó la isla. Lo curioso es que, nadie sabe por qué, el brazo transversal de todas las cruces está inclinado en diagonal, de manera muy diferente a la tradicional cruz cristiana. Algunos dicen que esto es una señal extra de duelo por la cantidad enorme de víctimas que perecieron al mismo tiempo en una epidemia de fiebre amarilla. Pero, en realidad, éste es uno más de los misterios de la pequeña isla del Plata.