SAN FRANCISCO, Estados Unidos - Las cenizas del creador de la serie televisiva de culto 'Star Trek', Gene Roddenberry, y de su esposa, recientemente fallecida, serán enviadas al espacio, anunció el lunes una empresa especializada en organizar estos inusuales funerales.
Majel Roddenberry, que representó papeles en varios capítulos de la serie de ciencia ficción, murió en diciembre en California (oeste de Estados Unidos) a los 76 años, 17 años después que su esposo.
Para la esposa será una forma de realizar, "póstumamente, su sueño de viajar al espacio con su marido", indicó la firma Celestis, sin precisar la fecha del lanzamiento.
Celestis ya envió una parte simbólica de las cenizas de Gene Roddenberry al espacio, en 1997.
La cápsula que contiene las cenizas será colocada en un cohete que partirá hacia el infinito, llevando a bordo mensajes de los admiradores de Roddenberry, que fueron invitados a escribir gratuitamente su homenaje en el sitio 'web' 'www.celestis.com'.
El 28 de abril de 2007, las cenizas del actor James Doohan, alias 'Scotty' en la serie, despegaron desde Nuevo México (sudoeste) y volvieron a caer a la Tierra según lo previsto, después de haber "tocado" el espacio exterior a más de 100 kilómetros de altura.
Un funeral de este tipo cuesta 695 dólares, pero también es posible enviar las cenizas a órbita por 2.495 dólares, a la Luna (9.995 dólares) y al infinito (12.500 dólares), según Celestis.
'Star Trek', una serie televisiva difundida desde 1966 que mostraba las aventuras de la tripulación de la nave espacial Enterprise en su misión para "buscar nuevas formas de vida y civilizaciones", ocupa un lugar privilegiado en la cultura popular estadounidense.
La saga se volvió un éxito e inspiró luego 10 filmes (el undécimo saldrá próximamente) que han recaudado mil millones de dólares en las taquillas.
Resucita en pleno funeral.
Los desconsolados familiares lloraban frente al ataúd de Feliberto Carrasco Velásquez de 81 años, cuando el supuesto fallecido abrió los ojos y comenzó a mover los labios. El insólito suceso que provocó conmoción entre los incrédulos asistentes del funeral ocurrió en la ciudad de Angol, al sur de Santiago de Chile.
Pedro, el sobrino del resucitado, aún no lo puede creer: “Cerré los ojos, los volví a abrir y, claro, el tío me estaba mirando”. Al confirmar que en efecto Feliberto estaba vivo, Pedro salió corriendo en busca de un destornillador con el que abrió el ataúd dentro del cual el anciano había estado descansando durante cinco largas horas. Lejos de alterarse, el pobre Feliberto sólo pidió un vaso de agua.
Carrasco Velásquez llevaba meses muy enfermo y casi no hablaba ni caminaba. Según explica el sobrino, lo encontraron sin signos y muy frío, así que llamaron directamente a la funeraria seguros como estaban de que Feliberto se había despedido de este mundo. Pero se equivocaron.
El caso de este venerable octogenario no es único. Más de un muerto ha resucitado en lugares tan inquietantes como las oscuras bolsas cadavéricas o las frías mesas de autopsia.