Lilia Prado.
Lilia Prado (Sahuayo, Michoacán, 30 de marzo de 1929 - Ciudad de México, 22 de mayo del 2006). Fue una actriz mexicana, considerada una de las grandes actrices de la Época de Oro del Cine Mexicano.
Desde pequeña sobresalió por su belleza y simpatía. Con una prima, quiso desde un principio fugarse de su casa para trabajar en un circo, pero la muerte de ésta truncó sus planes. También contempló ser bailarina. Tras ganar un concurso de belleza, tuvo la oportunidad de ingresar a la industria cinematográfica, primero como extra a partir de 1940. Después, gracias al periodista Javier Campos, fue llevada a los Estudios Azteca, donde estaban filmando en papeles principales o de reparto. En un principio Lilia deseaba que su nombre artístico fuera Sonia, pero al verse imposibilitada, dio este nombre a su perra y tomó su primer nombre y el apellido de su madre. Prado llegó a participar en más de 100 filmes. Aunque estudió en el INBA siendo alumna de Celestino Gorostiza, jamás terminó una carrera. Aprendió cine haciéndolo, con una gran habilidad para memorizar los diálogos y para improvisar. Dotada de una voz suave, de un talento inmenso para recitar y de una belleza inmaculada, pronto llamó la atención de los directores de cine, como de la mancuerna del director Ismael Rodríguez y del actor y cantante Pedro Infante. Aunque quien le diera su primera oportunidad al darle un pequeño papel fue Juan Orol, en la película “El reino de los gángsters”, estelarizada por Rosa Carmina y el propio Orol.Sus primeras películas fueron "La Barca de Oro" (su debut oficial), dirigida por Joaquín Pardavé, junto a Pedro Infante y René Cardona; y Ángel o demonio, junto a María Antonieta Pons, ambas películas del año 1947. Participó en la cinta estadounidense "Tarzan and the Mermeids (Tarzán y las sirenas) en ese mismo año. También en el mismo año ganó el títuloSeñorita novel de la pantalla. Posteriormente actuaría en “Pobre corazón”, en la que mostró enorme habilidad para bailar rumbas mostrando sus atractivas piernas. A partir de entonces su joven carrera ascendería de manera sorprendente, convirtiéndola en una de las actrices más solicitadas.
Como compañera de Pedro Infante
A raíz de sus participaciones como extra en las películas "La Barca de Oro" y "Soy charro de Rancho Grande" estelarizadas por Pedro Infante, Lilia Prado llamó la atención del cantante sinaloense. Así, luego de la muerte quien fuera compañera y amiga de Infante, Blanca Estela Pavón, se buscó una sustituta de la actriz para formar una nueva mancuerna artística. De esta manera Lilia Prado protagonizó junto al ídolo "La mujeres de mi general" (1950), "El Gávilán Pollero" (1951), "Los Gavilanes" (1954) y "La vida no vale nada" (1954). Dos proyectos más quedaron truncados para que ambos actores se reunieran debido a la muerte del sinaloense, "El que con niños se acuesta" (que fue estelarizada por Tin Tan), y "Ando volando bajo", que los reuniría de nuevo con Luis Aguilar.
Vida personal
Pese a su fama, fue muy respetuosa con su familia, especialmente con su madre. Fue muy unida con sus hermanas Marisa y Guillermina. Se casó con el torero Gabriel España, aunque su matrimonio sólo duró dos meses, calificado por Lilia como una pesadilla. Prado diría que en realidad estuvo enamorada una sola vez, muy probablemente del pianista y compositor Juan García Esquivel (quien murió en 2002), pero que primero estaba su carrera y el romance no prosperó. El pianista murió pocos años antes que la actriz mencionando su nombre, lo que fue doloroso para ella. Fue por otra parte, gran amiga de Pedro Infante -a quien dijo tuvo que marcarle el alto- y de Luis Aguilar. No tuvo hijos, sin embargo, en su juventud estuvo embarazada pero una enfermedad le causó un aborto, con lo que abandonó para siempre la idea de tener descendencia y decidió consagrar su vida a su madre, con quien pidió compartir la eternidad y ser sepultada a su lado.
Su Muerte
En los últimos años de su vida, Lilia Prado sufrió numerosas pérdidas de sus seres queridos, ambicionando volver a la pantalla aunque fuera en alguna telenovela, proyecto que estuvo a punto de materializar con Ernesto Alonso para participar en Amarte es mi pecado. Padeció de problemas en los pies, por lo que en sus útlimos días tuvo que caminar con una andadera. Falleció el 22 de mayo de 2006 a la edad de 77 años debido a una enfermedad renal que se complicó con una falla pulmonar y que devino un infarto. Sus restos descansan eternamente en el Panteón Jardín en México D.F., al lado de su madre -como lo dispuso- y de otros grandes como Pedro Infante.
Su Muerte
En los últimos años de su vida, Lilia Prado sufrió numerosas pérdidas de sus seres queridos, ambicionando volver a la pantalla aunque fuera en alguna telenovela, proyecto que estuvo a punto de materializar con Ernesto Alonso para participar en Amarte es mi pecado. Padeció de problemas en los pies, por lo que en sus útlimos días tuvo que caminar con una andadera. Falleció el 22 de mayo de 2006 a la edad de 77 años debido a una enfermedad renal que se complicó con una falla pulmonar y que devino un infarto. Sus restos descansan eternamente en el Panteón Jardín en México D.F., al lado de su madre -como lo dispuso- y de otros grandes como Pedro Infante.
Premios y reconocimientos
- 1957 - Nominación al premio Ariel a Mejor Actriz por Talpa. Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas
- 1971.- Premio a la Mejor Actriz Extranjera de 1971. Círculo de Periodistas y Gobierno del Estado. Festival Internacional de Cine de Panamá
- 1973.- Diosa de Plata a Mejor Actriz de Cuadro por El Rincón de las Vírgenes. PECIME, México
- 1984.- Homenaje por su trayectoria cinematográfica. Galería de Appel. Holanda
- 1999.- Premio Ariel de Oro por su carrera cinematográfica. Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas
Legado como actriz
Lilia Prado participó en más de 100 películas, tres obras de teatro y siete telenovelas. Trabajó con los directores más importantes de la Época de Oro del Cine Mexicano: Luis Buñuel,Joaquín Pardavé, Ismael Rodríguez -quien fue el primero en darle un protagónico en el que no tuviera que enseñar las piernas-, Roberto Gavaldón, Rogelio A. González, Alejandro Galindoy más tarde con Luis Alcoriza. Así mismo compartió créditos con el grueso actoral del cine mexicano, como Pedro Infante, Cantinflas, Tin Tan, Marga López, Sara García, Luis Aguilar,Pedro Armendáriz, Roberto Cobo, Roberto Cañedo, Fernando Soler, Andrés Soler, Domingo Soler, David Silva, Ernesto Alonso, Fernando Soto “Mantequilla”, Rita Macedo, Miroslava Stern, Víctor Junco, Silvia Pinal, Jorge Mistral, Irasema Dilián, Felipe Montoya, José Elías Moreno, Adalberto Martínez "Resortes", Rosita Quintana, Carmen Montejo, Óscar Pulido,Beatriz Aguirre, Wolf Ruvinskis, Amalia Aguilar, Eduardo Noriega, Carlos Navarro, Víctor Alcocer, Roberto Meyer, Antonio Badú, Lilia del Valle, Rosa Carmina, Sofía Álvarez, Joaquín Cordero, Joaquín Pardavé, Ignacio López Tarso, Roberto Cañedo, Arturo de Córdova, Emilio Fernández, Alfonso Aráu, Eric del Castillo, Yolanda Montes ‘’Tongolele’’, Ana Bertha Lepe, Miguel Aceves Mejía, Manuel Dondé, Miguel Manzano, Agustín Isunza, Jaime Fernández, Mario Almada, y con los entonces niños Angélica María y Valentín Trujillo.
Lilia Prado ha quedado inmortalizada en un famoso fotograma de La ilusión viaja en tranvía en la que aborda dicho medio de transporte con una entallada falda que insinuaba sus encantos físicos evidentes, ante las miradas de Carlos Navarro y Fernando Soto "Mantequilla".
Aunque fue conocida por sus piernas y caderas, y a que realizó varias de las escenas más sensuales hasta ese momento en la Época de Oro del cine mexicano, jamás se desnudó en la pantalla. Lilia Prado ha sido un emblema de la anatomía de la mujer mexicana, la típica "chaparrita cuerpo de uva". Efraín Huerta le ha dedicado un poema, y José de la Colina le ha hecho un ensayo en el que ensalza su anatomía extraordinaria, un milagro de la biología. Además de los antes mencionados, varios artistas han admirado a la actriz, como es el caso del escritor ecuatoriano Iván Oñate, el venezolano José Ignacio Cabrujas, el poeta mexicano Ulises Carrión, el escritor Arturo Azuela (en La Casa de las mil vírgenes) y el pintor José Luis Cuevas. Sin duda fue una de las actrices preferidas de Luis Buñuel, quien aparte de su aprecio, dijo de ella: “Esa muchacha podría llevar una mochila sin sujetarla con las correas”. La imagen erótica que irradiaba ingenuamente, ha formado parte del imaginario colectivo no únicamente de los mexicanos, sino de muchos países latinoamericanos y europeos (como Italia, Rusia, Alemania y Holanda, donde por su talle la consideraron “La Marilyn Monroe mexicana”, "Símbolo sexual latinoamericano", "Bella vampiresa" o "Ingenua perversa") hasta donde llegaron sus filmes.