Traficando con Miembros Humanos 2


La cabeza de Jospeh Haydn


El célebre compositor perdió literalmente su testa, pero afortunadamente después de muerto. Tras su fallecimiento en 1809, un grupo de frenólogos que pensaban que la esencia del talento y de otras facultades artísticas podían descubrirse estudiando el cráneo de un genio, decidieron apoderarse de la cabeza del compositor. Dicho y hecho, los sabios fueron al cementerio y, como si fueran vulgares saqueadores de tumbas, profanaron el sepulcro de Haydn y decapitaron el cuerpo. Hubo que esperar hasta 1920 para que un investigador decidiera seguir el rastro del robo y descubriera que la calavera del músico había ido pasando de mano en mano, hasta que en 1839 fue comprada por la Academia de Música de Viena. Y efectivamente, el detective la encontró allí, conservada en una urna de cristal casi como si fuera un objeto de culto religioso.


La calavera de Gerónimo

¿Has oído mencionar la Skull and Bones? Se trata de una centenaria asociación de estudiantes de la prestigiosa Universidad de Yale. Pues bien, además de tratar de sacar buenas notas, hubo un tiempo en que los muchachos de esta fraternidad se dedicaban a cosas “tan divertidas” como saquear tumbas. En 1918, un grupo de estos universitarios, entre los que estaba el abuelo del mismísimo George Bush, jr., robaron la calavera y varios huesos del que fue el jefe apache Gerónimo. Los restos del caudillo chiricahua se encuentran actualmente en una dependencia de la institución universitaria. Los apaches han puesto una demanda para que les sean devueltos.

La mutilación de Abraham Lincoln

Tras el asesinato del célebre presidente de EEUU se desató una extraña histeria colectiva. Todas las personas cercanas a él trataron de quedarse con alguna pertenencia suya como recuerdo. Este delirio afectó incluso a su cuerpo, del que robaron desde fragmentos del cráneo hasta mechones de su cabello.

      La pierna de Sarah Bernhardt

En 1905, la legendaria actriz Sarah Bernhardt perdió una de sus extremidades inferiores tras un accidente, a causa de la gangrena. La pierna le fue amputada en un hospital de Oxford, y uno de los médicos se la vendió al empresario circense T. P. Barnum por seis mil dólares. El despojo fue exhibido en varios espectáculos, y luego guardado en el Museo Barnum de Nueva York; hasta que en 2008 fue devuelto al mismo hospital británico donde se realizó la amputación.

La rodilla de un asesino

Todo lo relacionado con Abraham Lincoln fue objeto de macabro culto tras su muerte. Y ese delirio alcanzó incluso a su asesino, el actor John Wilkes Booth. Prueba de ello es que de la mesa de la autopsia, uno de los ayudantes del cirujano se llevó tres huesos de la rodilla y la bala que tenía alojada en la misma, y los vendió en una feria ambulante.


La tibia de Allan Poe

Como si se tratara de uno de sus relatos, la tumba de Edgar Allan Poe fue profanada a finales del siglo XIX, y los saqueadores se llevaron varios huesos. Entre ellos una tibia. Los restos nunca fueron recuperados.